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jueves, 26 de agosto de 2021

El drama migratorio en el aeropuerto de Quito se agudiza Por: William vega

 



Dos niños se abrazan y lloran. Son primos y tienen 11 años. Uno de ellos está próximo a embarcarse en un avión con destino a México. Tiene miedo. El otro, el que se queda, le entrega un juguete. “Él te protegerá”, le dice. Es un muñeco con capa y traje de superhéroe.

Ambos se abrazan con fuerza mientras se dicen cosas al oído. Hay lágrimas en sus rostros. El menor se separa y toma las manos de sus padres, con los que viajará a México vía aérea. Luego, los tres intentarán cruzar a Estados Unidos por caminos irregulares.

Los adultos recogen las maletas del suelo. Caminan y cruzan por la única puerta habilitada para el acceso de pasajeros a la terminal del aeropuerto Mariscal Sucre, en el nororiente de Quito. Presentan sus pasaportes a los guardias. Solo así les permiten el paso.

Por medidas de bioseguridad, los acompañantes se quedan afuera. “Ojalá lleguen bien”, “Diosito los va a cuidar”, dicen los amigos y familiares que miran por los amplios ventanales hacia el interior.

En las pantallas gigantes se observa el itinerario. El vuelo a México está previsto que salga a la 01:00. El reloj marca las 00:11. Un equipo periodístico de este Diario acompañó la noche del martes y la madrugada del miércoles 25 de agosto del 2021 a los familiares en los exteriores de la terminal.

Hace frío. Unos llevan ponchos y cobijas para calentarse. Otros se acomodan en el piso uno a lado de otro. Ahí duermen. Los niños aprovechan para jugar. Todos llegaron a Quito desde comunidades de Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Cañar y Azogues.

Dicen que se quedan cerca para despedirse cuando salga el avión y ayudar en caso de que a los suyos les falte algún documento para viajar.

Desde el 2 de agosto último, México pidió requisitos adicionales a los ecuatorianos para ingresar. Entre las exigencias están tener impreso y pagado el boleto de regreso a Ecuador, un comprobante de pago del alojamiento, carta de invitación de una persona que viva en México y una prueba de recursos económicos suficientes para cubrir el período de estadía en México.




Un hombre con chaqueta negra sale apresurado de la terminal aérea. Su rostro es de preocupación. Los familiares, que se encuentran en la vereda, se levantan sorprendidos.

Todos se colocan a su alrededor y le hacen preguntas. Él comenta que decidió no abordar el avión, porque en la sala de espera conversó con otras personas y se dio cuenta que no tenía los nuevos requisitos.

Explica que el coyotero no le informó de los cambios y que prefirió no subirse para “evitar problemas allá”.

Roberto Canseco, jefe de Cancillería de la Embajada de México en Ecuador, dice que esos requisitos son para garantizar que la autoridad migratoria de su país “pueda tener plena convicción de que lo que dice el viajero es verdad” cuando intenta ingresar por turismo.

En caso de que un agente de Migración lo solicite, el viajero debe presentar documentos que acrediten que ha tenido un año de antigüedad en el trabajo, que ha ganado en los últimos meses, en promedio, USD 708,5 o que tiene movimientos de USD 2125,5 en caso de tener negocio propio.

El hombre que no tomó el avión señala que lo intentará nuevamente esta semana. Conversa con este Diario y dice que hablará con el coyote para que le consiga la carta de invitación y otros papeles.

“Él me va a cobrar USD 16 000. Si no me voy no le cancelo los USD 13 000 que faltan”.

Los familiares que están en el aeropuerto depositarán el dinero en su cuenta en el transcurso del día para engrosar los números. “Ya perdí el dinero del vuelo, pero yo tengo que intentarlo otra vez”, sostiene.

Quiere llegar a México antes del 4 de septiembre, cuando entrará en vigencia la obligatoriedad de tener una visa para ingresar a esa nación.

Dos mujeres que viajan juntas obtuvieron sus pasaportes el lunes. Se quedaron a dormir una noche en las afueras del Registro Civil de Cuenca, para lograrlo. Apenas obtuvieron el documento, compraron los pasajes hacia México. Quieren trabajar en New York.

La entrega de pasaportes ha ido en aumento. En enero, el Registro Civil emitió en el país 26 789 pasaportes. En julio llegó a 51 886. Pichincha, Guayas y Azuay son las provincias con mayor demanda.

Las dos mujeres tenían entre sus papeles una carta de invitación. “Nos consiguió la agencia (coyote)”, cuentan. Pero ellas no tienen familiares en México. También poseían certificados bancarios. En el último mes, una de ellas pasó de tener USD 30 a USD 3 400.

En lo que va del año, el Ministerio de Gobierno contabilizó que 88 696 ecuatorianos viajaron a México. De ellos, solamente regresaron 34 331.

Muchos buscan cruzar la frontera de Estados Unidos.

 


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